dilluns, 28 de març del 2011

El matrimonio en Grecia: ἀγωγή y ἐπαυλία

Después del banquete daba inicio la procesión que acompañaría a la novia hasta su nuevo hogar. Un ceremonial en el que, todavía, se pueden observar rastros atenuados que recuerdan antiguos usos primitivos, cuando la partida de la novia a la casa del marido constituía un verdadero rapto. Al respecto, el uso de la palabra γωγ, traslado, es significativa. La novia se entregaba al llanto y se negaba a ir con el marido dando a entender, así, el dolor que le producía separarse de su familia. Mientras el novio la cogía por la muñeca, el padre la entregaba recitando la fórmula ritual: en presencia de testigos te la entrego para la procreación de hijos legítimos (Menandro, frag. 720) A partir de aquí, la novia se comportaría como una cautiva hasta su llegada a la casa del marido.

El cortejo estaba formado por los parientes y amigos de los novios, algunos de los cuales cumplían un papel determinado: encabezaba el cortejo, como guía y heraldo, el προηγητς, llevando el κηρκειον (caduceo propio de los heraldos), símbolo de su función, mientras que el προχος, amigo del novio y que había actuado como su padrino, era el que conducía el carro nupcial llevando a los recién casados. Vuelven a estar presentes el μφιθαλς πας, que representaba prosperidad y buena suerte para la pareja y simbolizaba la descendencia futura, y la νυμφετρια que debía escoltar a la novia. Seguían detrás los padres de la novia, la madre llevando las antorchas nupciales (δδες νυμφικα), que atestiguaban que el matrimonio se había celebrado como una unión legítima. Detrás desfilaba el resto de parientes y amigos y niños coronados de mirto (παδες προπμποντες) Cerraban el cortejo los flautistas y los tañedores de lira acompañando los cantos de himeneo.


Las mujeres llevaban cestas y jarrones que contenían objetos como membrillos, rosas, violetas y frutos, que serían arrojados a la pareja como símbolo de prosperidad y fertilidad, pues no puede ignorarse, como explica A., Avagianou (Sacred Marriage in the Rituals of Greek Religión, 12), el contenido sexual atribuido a las manzanas y a las flores por los antiguos griegos. Así, la procesión podría compararse a una φυλλοβολα, procesión de la victoria celebrada a propósito del regreso triunfal de los vencedores en los juegos panhelénicos. La boda tendría el mismo significado para la novia que tenía la victoria para el vencedor, sería la versión femenina de ese ritual. La novia llevaba otros objetos que simbolizaban su nuevo estado y el papel que de ella se esperaba: una parrilla, un tamiz, una mano de mortero y varios granos, recordando a Deméter, vínculo entre la agricultura, la fertilidad y la vida social.


La fuente principal para este tipo de procesiones la constituyen las representaciones en los vasos. Al respecto, el vaso Bloomington 72.97.4 nos ofrece una posible procesión de boda: en la imagen aparece un cortejo en el que se observan carros y una multitud de gente. Cada parte está organizada de forma ligeramente distinta, pero en la cara A se muestra a una mujer, ligeramente velada, enmarcada en el centro de la composición y rodeada de forma simétrica por otros cuatro participantes que la miran.



También Homero describe la escena de una procesión en el escudo de Aquiles (Hom. Il. 18.491-96):


ν τ μέν α γάμοι τ σαν ελαπίναι τε,

νύμφας δ κ θαλάμων δαΐδων πο λαμπομενάων

γίνεον ν στυ, πολς δ μέναιος ρώρει·

κοροι δ ρχηστρες δίνεον, ν δ ρα τοσιν

495 αλο φόρμιγγές τε βον χον· α δ γυνακες

στάμεναι θαύμαζον π προθύροισιν κάστη.


Cuando la pareja llega a la casa del novio, la comitiva entona un Peán para celebrar el exitoso final del recorrido. El novio ayuda a bajar del carro a la novia y, en la puerta, los padres de él los esperan para recibirlos y dar, así, la bienvenida a su nueva hija en el seno de su nuevo hogar. Según Plutarco, en Beocia, antes de entrar en la casa, la novia quemaba el eje del carro que la había llevado, con lo que daba a entender que no habría un viaje de regreso a su antiguo hogar.



La novia es objeto entonces de un ritual llamado καταχσματα, una secuencia de ritos dirigidos a garantizar la futura prosperidad y la fertilidad de la unión y a establecer a la novia en su nuevo hogar: una vez conducida dentro, recibía los τραγματα, dátiles, nueces e higos secos y, según Plutarco, la tradición requería que, antes de entrar en la cámara nupcial, la novia comiese un membrillo, fruto que simboliza la fecundidad.



La pareja se retiraba entonces a la cámara nupcial, bajo la protección de Afrodita y Peitho, que traerían la armonía y el placer y, en última instancia, la descendencia. La puerta permanecería custodiada durante toda la noche por un amigo del novio haciendo las funciones de un θυρωρς. Los amigos de la novia pasaban la noche fuera cantando epitalamios (πιθαλμια) para tranquilizarla en su tránsito a la feminidad y alentar a la pareja en sus intentos de engendrar un varón. De tanto en tanto, golpeaban la puerta de la cámara, κτπημα, para ahuyentar a los espíritus del inframundo.


μφη). παρθενα, παρθενα, πο με λποισα οχηι;

(παρθενα). οκτι ξω πρς σ, οκτι ξω.


(Esposa). Virginidad, virginidad, ¿a dónde vas tras abandonarme?

(Virginidad). Ya no volveré a ti, ya no volveré. (Safo, fr. 114. Epitálamos)


Al día siguiente tiene lugar el último de los rituales de la ceremonia de la boda, las παυλα. Es el día en que la joven pareja recibe los regalos, δρα παυλα, ofrecidos por el padre de la novia para corresponder a los que su hija recibió después del banquete. Por la mañana, la novia entrega al marido una χλανς , una especie de manto de lana fina, confeccionada por ella misma. Según A. Avagianou (Sacred Marriage in the Rituals of Greek Religión, 18), este acto simboliza uno de los aspectos del rito de iniciación que supone el matrimonio para la joven: el iniciado ofrece al iniciador un regalo. Además, según sugiere Reeder (Pandora: women in Classical Greece, 128), la χλανς simbolizaba su futura contribución al hogar a través de la tarea femenina por excelencia, la de tejer.


El envío de los regalos se hacía no sin cierta pompa. Suidas nos ha dejado la descripción de esta procesión y la relación de objetos que era tradicional regalar a los recién casados: encabezaba el cortejo un joven vestido con una clámide blanca y llevando una antorcha encendida, le seguía una canéfora y detrás iban otras jóvenes con regalos: ropa, peines y otros artículos de tocador, alabastros, zapatos, cofres, perfumes, nitro y regalos útiles convenientes a una esposa. Cerraba el cortejo un joven tocando la flauta.



Finalmente, la novia sola protagonizaba el último de los rituales: la dedicación de un loutrophoros a una ninfa. Al sur de la Acrópolis, en un santuario dedicado a la Ninfa, los arqueólogos han recuperado un gran número de fragmentos pertenecientes a este tipo de recipiente (Dillon, Matthew, Girls and women in Classical Greek Religión, 219). Se trataba de una acción para agradecer la ceremonia matrimonial en su conjunto y constituía una oración por el porvenir.

2 comentaris:

Virginia ha dit...

Gràcies, Luïsa, per tots els detalls que aportes al tema del matrimoni. Guarde aquesta entrada per a completar la informació que done als alumnes.

Lluïsa ha dit...

Gràcies a tu, Virginia, pel teu comentari i per trobar-ho interessant. La veritat és que, ara que he acabat amb la "saga", vaig a enyorar-la.
Una abraçada