diumenge, 20 de febrer del 2011

Parentalia, Feralia y Caristia.

Februarius era en Roma un mes dedicado a la memoria de los difuntos en el que se celebraban varias festividades con este motivo (Feralia, Parentalia, y Cara Cognatio) que iban del 13 al 22 de febrero.

En la imagen vemos un fresco de un larario de Pompeya. En la parte superior están representados los Lares y el Genius que hace ofrendas en el altar y en la inferior las serpientes que son los dioses Manes.

La abundancia de serpientes en los cementerios, debida seguramente a la existencia de restos de comida, bebida y ofrendas a los difuntos era interpretada como la presencia del alma del difunto, ya que pensaban que que la médula espinal humana se convertía en serpiente.
Así Ovidio nos dice en Metamorfosis, XV, 389-390
    Hay quienes, cuando podrido se ha una espina en un sepulcro cerrado,
    que se mutan creen en serpientes las humanas médulas.

En Virgilio, Eneida V, 75 y ss, encontramos la primera mención al rito de las Parentalia, en el que Anquises adopta la forma de serpiente para materializarse ante su hijo Eneas

Él desde la asamblea con muchos millares se dirigía 75
al túmulo, en el centro de numerosa compañía.
Aquí libando según el rito dos copas de vino puro
las vertió en tierra, dos de leche nueva, dos de sangre consagrada,
y esparce flores purpúreas, y esto dice:
«Salve, sagrado padre, de nuevo; salve, cenizas en vano
recobradas, y ánimas y sombras paternas.
No se me concedió buscar contigo los territorios ítalos
ni los campos del destino ni, dondequiera que esté, el Tíber ausonio»
Así había dicho, cuando una lúbrica serpiente del hondo recinto
sacó, enorme, sus siete anillos, sus siete revueltas, 85
en plácido abrazo al túmulo y deslizándose por los altares;
el lomo tenía cubierto de manchas azulencas y de oro
un fulgor encendía sus escamas, como el arco en las nubes
esparce contra el sol mil diversos colores.
Se paralizó Eneas con la visión. Ella en larga línea 90
serpentea por fin entre las páteras y los vasos bruñidos
y gustó las viandas y bajó de nuevo sin daño a lo profundo
del túmulo y dejó los probados altares.




Durante estos días los romanos visitaban las tumbas de sus ancestros y hacían sobre ellas ofrendas de leche, vino, miel, flores y otros presentes. También se hacían banquetes en los sepulcros para honrar y mantener vivo el recuerdo de los antepasados.

Estas celebraciones eran de tal importancia que en los testamentos y en las inscripciones funerarias encontramos peticiones en este sentido:


-así en el testamento del ligón observamos una multitud de detalles especificando aspectos concretos de la construcción de su tumba de manera que hubiera un espacio preparado para estos banquetes funerarios:




Que delante de la exedra (y a los pies de mi estatua) se coloque un lecho fúnebre y a cada uno de sus lados dos asientos, hecho todo (también) de mármol importado. Para la celebración de los banquetes funerarios) dispóngase, en los días en que se abra mi capilla funeraria, de dos cobertores y dos cojines (como los que se usan en los triclinios) para el lecho, que se coloquen (también) dos capotes (de los que usan los militares) y una túnica.


Imagen de la tumba nº 15 en Isola Sacra que tiene un biclinium en la fachada, tomada del artículo de Regina Gee, cap. 5


-incluso dejando una suma para cubrir los gastos de flores y banquetes, como en esta inscripción de Rávena (Corpus Inscriptionum Latinarum, XI, 132).


ut quotannis rosas ad monumentum ei spargant et ibi epulentur,

para que cada año se esparzan rosas sobre el sepulcro y que allí se desarrolle el banquete.


Destaco por su calidez y profundo amor hacia su madre esta inscripción en verso hallada de Safatis (hoy Argelia) en la que se nos narra un banquete fúnebre celebrado en memoria de Aelia Secundula, madre de Estatulenia Julia que es quien la dedica. (Corpus Inscriptionum Latinarum, VIII, 20277)


Memoriae Aeliae Secundulae

Funeri mu[l]ta quid(e)m condigna iam misimus omneS,

Insuper ar(a)eque deposit(a)e Secundulae matrI(s),

Lapideam placuit nobis atponere mensaM,

In qua magna eius memorantes plurima factA;

Dum cibi ponuntur calicesque e[t] co[o]pertaE,

Vulnus ut sanetur nos rod(ens) pectore saevuM.

Libenter fabul(as) dum sera red(d)imus horA

Castae matri, bona(e), laudesq(ue), uetula dormiT

Ipsa, q(uae) nutri[t], iace(n)s e(s)t sobria sempeR.

v(ixit) a(nnos) LXXV, a(nno) p(rouinciae) CCLX Statulenia lulia fecit



En memoria de Elia Secundula. Todos nosotros hemos ya provisto que se disponga lo necesario para el rito funerario sobre el altar de nuestra madre Secundula, que aquí yace. Hemos cuidado que se prepare la mesa de piedra, en torno a la cual recordar sus numerosas obras virtuosas, mientras son dispuestos y ofrecidos alimentos y cálices y manteles para cubrir la mesa, a fin de que pueda cicatrizar la cruel herida que lacera nuestro corazón mientras en las horas tardías evocamos de buena gana los recuerdos y las alabanzas de nuestra buena y piadosa madre, nuestra dulce viejecita duerme, la misma que nos alimentó, ahora yace siempre sobria.Vivió setenta y cinco años. En el 260 de la provincia Estatulenia Julia lo hizo.

Contiene una dedicatoria semioculta que se hace visible en la lectura secuencial de las letras iniciales (acróstico) y las finales (teleóstico) de cada verso. Para hacerla más evidente, las letras están escritas aquí en mayúscula, dice los hijos a su dulcísima madre FILI DULCISIMAE MATR


  • Feralia, el 21 de febrero, último día de las Parentalia

Según Paulo Festo VI, el origen etimológico de Feralia se explicaba del verbo fero, " de la acción de traer el alimento " (a ferendis epulis) " o de la acción de sacrificar animales " (a feriendis pecudibus);


Por su parte Varrón, De lingua latina 6.13, introduce la idea del mundo subterráneo y nos dice

Feralia ab inferis et ferendo, quod ferunt tum epulas ad sepulcrum quibus ius ibi parentare.

El nombre de las feralia proviene de inferi (el mundo subterráneo) y de ferre (llevar), porque es la fecha en la que se llevan ofrendas comestibles a los sepulcros a los que se tiene la obligación de tributar honores fúnebres.

En las Feralia se hacía un sacrificio a la diosa Mania Tácita (=“silenciosa”), señora de la muerte, que unas veces aparece como madre de los Lares y otra como reina de los Manes cuya triste historia nos cuenta Ovidio en Fasti II , 583-616.


Ahora querrás saber por mí quién es la diosa Muta. Aprende lo que me es conocido por los viejos de antaño. Júpiter, vencido por el amor desmesurado de Yuturna, aguantó mucho, lo insufrible para un dios de su categoría. Ella, ora se ocultaba entre los avellanares de la selva, ora saltaba a las aguas, con ella emparentadas. Júpiter reunió a las ninfas, cuales quiera que habitaban en el Lacio, y les espetó las siguientes palabras en medio del corro: «Vuestra hermana tiene celos de sí misma y evita acostarse con el dios supremo, cosa que le sería provechosa. Ocuparos de los dos, pues si mi placer ha de ser grande, grande será el beneficio de vuestra hermana. Cuando eche a huir, poneos delante de ella al borde de la orilla para que no zambulla el cuerpo en el agua del río». Esto dijo. Todas las ninfas del Tíber asintieron y también las que agasajan tu tálamo, divina Ilia. Casualmente había una náyade, de nombre Lara, aunque su nombre antiguo tenía la primera sílaba duplicada por error. Almón le había dicho muchas veces: «Hija, contén la lengua», pero ella no la contenía. Así que dio con el lago de su hermana Yuturna, le dijo: «Aléjate de las orillas», y le refirió las palabras de Júpiter. También visitó a Juno y le dijo, compadeciéndose de las casadas: «Tu marido está enamorado de la náyade Yuturna». Júpiter se encolerizó y arrancó a la náyade la lengua de que se había servido imprudentemente, y llama a Mercurio: «Llévatela donde los Manes; ese es el lugar apropiado para los silenciosos. Será ninfa, pero ninfa de la laguna soterrada». Se cumplen las órdenes de Júpiter. El bosque acogió a los que llegaban; se cuenta que ella entonces resultó del agrado del dios que la conducía. Éste se aprestaba a la violencia, ella suplicaba con el rostro sustituyendo a las palabras, esforzándose en vano por hablar con su boca muda. Quedó embarazada y parió dos gemelos: los Lares, que guardan y vigilan siempre las encrucijadas de nuestra ciudad.


Encontramos una interesante explicación de este mito en el libro Vivir en femenino: estudios de mujeres en la antigüedad, escrito por M. Dolors Molas Font, Elena Almirall Arnal

La historia de esta ninfa que hizo de la palabra (prerrogativa masculina), y que actuó en perjuicio de la autoridad y poder del dios, así como la de su castigo, simbolizan la domesticación y mutilación del valor de la palabra femenina. Como ninfa alegre que habla es castigada, pero al mismo tiempo las mordazas del silencio son oportunamente teñidas de virtus y Lara es elevada a la categoría de diosa para ser venerada por su silencio y recluida en el silente mundo de los infiernos.


Así Lara se verá privada físicamente de la lengua por Júpiter en castigo por su excesivo lenguaje, por su incapacidad para utilizar la lengua de manera más discreta, y convertida, según Ovidio Fasti II, 571-582, en la diosa Tácita-Muta a la que las mujeres ofrecían un sacrum, que consistía en realidad en un conjuro contra las «malas lenguas», el último día de los Parentalia



He ahí que una vieja cargada de años se sienta entre las muchachas y cumple con el rito de Tácita [diosa silenciosa] aunque ella misma no se está callada (taceo), y coloca en la parte del umbral tres granos de incienso con tres dedos, en el punto donde un minúsculo ratón se ha abierto un camino oculto. A continuación ata un trompo encantado a un trozo de plomo oscuro, y remueve en la boca siete habas negras, y quema al fuego la cabeza de un pececillo que ha untado de alquitrán y cosido atravesándolo con una aguja de cobre. También vierte vino; el vino que queda se lo bebe o ella misma o las acompañantes, aunque ella más. «Hemos amordazado las lenguas de los enemigos y las bocas hostiles», dice la vieja conforme se va, saliendo borracha.


  • fiesta de la CARISTIA o CARA COGNATIO, 22 de febrero,

En esta fiesta se une el concepto de final-muerte y vida-renacimiento en dos ámbitos:

  • por un lado en el ámbito familiar, ya que una vez aplacados los espíritus de los antepasados llegaba el momento de revitalizar los lazos con los familiares vivos mediante un banquete de la familia en el que se intenta la reconciliación de los parientes.

  • y también en el ámbito temporal pues es ahora cuando el año que expira, ya que febrero era, en el antiguo calendario romano, el último mes del año, así pues marca el final de un año y el principio de otro.

Encontramos referencias en Valerio Máximo II, 8:

Nuestros antepasados instituyeron también un banquete anual al que llamaron CARISTIA. A dicho convite no asistían más que los familiares y parientes y tenía por finalidad el que, si había surgido alguna tensión o desavenencia entre los miembros de una misma familia, desapareciera, empleando como defensores de la concordia las libaciones del sagrado festín y la común alegría.

Y desde luego también en Ovidio Fasti II, 565


La festividad siguiente recibe el nombre de Carístia por los familiares queridos. Una muchedumbre de parientes acude ante los dioses de la familia. Resulta realmente consolador apartar la mirada de las sepulturas en que yacen los allegados que han fallecido y dirigirla a los vivos, así como, después de haber perdido a tantos, contemplar lo que aún queda de nuestra sangre y calcular el grado de parentesco. Pero ¡qué vengan sólo los virtuosos! Lejos, muy lejos de aquí, el hermano impío y la madre que se muestra cruel hacia sus propios hijos; aquel que piensa que su padre vive demasiado tiempo; el que intenta calcular los años que aún le quedan a su madre; la suegra malvada que acosa a la nuera, a la que odia.(....) Vosotros, los virtuosos, ofreced incienso a los dioses de la familia (dicen que la dulce Concordia muestra especialmente su asistencia en ese día) y ofrendad también alimentos para que el plato que les sirve-garantía de una veneración que les es grata- sirva de alimento a los Lares de túnica remangada.

Pervivenvia de la fiesta de las Caristia.


Imagen de la catacumba de San Marcelino en la Via Labicana

El 22 de febrero es para los cristianos la fiesta de la "Cátedra de San Pedro" o sea el día de la institución del pontificado de Pedro. El haber escogido este día para celebrar un acontecimiento del que no se podía saber la fecha exacta, parece se debió a querer suplantar con una fiesta cristiana importante la pagana de honrar a los muertos de la familia con banquetes frecuentemente escandalosos. San Agustín reprende duramente a los cristianos que en dicha fecha se entregaban a tales abusos, menciona los excesos que se producían en los refrigeria mantenidos en las áreas sepulcrales, incluso cuenta casos personales, como la costumbre de su madre Mónica de llevar viandas a las tumbas de los mártires (Aug. Conf. 6.2.2.)


La pervivencia de algunas de las costumbres relacionadas con el recuerdo de los difuntos las encontramos en expresiones que hoy utilizamos, como son : brillar por su ausencia y tener muchos humos. Os enlazo a la explicación de ambas frases que publiqué en el blog La llama de Vesta.


2 comentaris:

Isabel Barceló Chico ha dit...

Genial, amparo. Interesantísima toda la información que nos das sobre estas fiestas. Un abrazo.

Amparo Moreno ha dit...

Muchas gracias, Isabel. Eres muy amable. Besos