dissabte, 13 d’octubre del 2007

Ante horologia, Romae

A finales del siglo IV a C los romanos sólo dividían el día en dos partes: antes del mediodía y después del mediodía. La dificultad radicaba en señalar con exactitud el mediodía. Para ello un ordenanza del consulado se encargaba de anunciarlo al pueblo cuando veía desde la Curia al Sol entre los rostra y la Graecostasis. También marcaba la hora novena o suprema cuando desde la columna Menia veía pasar el sol hacia la Cárcel. Esta columna se usaba para anunciar publicamente los nombres de deudores delincuentes por sus acreedores (Cicero, Div. Caec. 50). Así nos lo cuenta Plinio en su Naturalis Historia VII, 212:

XII tabulis ortus tantum et occasus nominantur, post aliquot annos adiectus est et meridies, accenso consulum id pronuntiante, cum a curia inter Rostra et Graecostasin prospexisset solem; a columna Maenia ad carcerem inclinato sidere supremam pronuntiavit, sed hoc serenis tantum diebus, usque ad primum Punicum bellum.

Los rostra eran los espolones de las naves capturadas que adornaban la tribuna de las arengas desde el año 338 a C y la graecostasis era un pabellón destinado a recibir a los embajadores griegos y siendo que la primera delegación fue en el 306 a C, esta manera de dividir el día era la habitual en el siglo IV a C.

Y también señalaba la hora tertia según el testimonio que nos refiere Varrón Lingua latina VI, 89 :

Hoc idem Cosconius in actionibus scribit praetorem accensum solitum tum esse iubere, ubi ei videbatur horam esse tertiam, inclamare horam tertiam esse, itemque meridiem et horam nonam.

También dice esto Cosconio, hablando de los actos judiciales, que el pretor acostumbra a ordenar al heraldo, llamado accensus, que anuncie la hora tercera, cuando le parece que es esa hora, así como el mediodía y la hora novena.

Pero fue hacia el 263 a C cuando el horologium llegó a Roma....y su empleo se generalizó rápidamente

Nam me puero uterus erat solarium
Multo omnium istorum optumum et verissimum
Ubi ubi iste monebat esse, nisi quum nihil erat.
Nunc etiam quod est, nisi Soli lubet.
Itaque adeo iam oppletum est oppidum solariis,
Maior pars populi aridi reptant fame.


Durante mi infancia, no existía otro reloj que no fuera el de mi estómago. Para mí era el mejor, el más exacto; cuando se hacía sentir, se comía, salvo que no hubiera nada que comer. Ahora, aunque hay alimento en abundancia, se come sólo cuando le place al Sol. La ciudad está llena de relojes solares, pero casi todos los habitantes se arrastran medio muertos de hambre.

De Beotica, obra apócrifa de Plauto. Aulo Gelio, Noctes Atticae III .3.3



2 comentaris:

Charo Marco ha dit...

Amparo, muy buena esta cita para cerrar el artículo. Estoy de acuerdo con ella, el reloj biológico es muy importante.

Felicidades.

Bss

Amparo Moreno ha dit...

Gracias Charo. Plauto se ha explicado bien ¿verdad?