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diumenge, 14 de febrer del 2016

Las torques, de condecoración romana a piercing

Gálata moribundo. Museos Capitolinos
Las torques son collares rígidos y redondos con un abertura en la parte anterior y con los dos extremos decorados. Eran un atributo propio de los guerreros galos y celtas del que tenemos conocimiento desde el siglo IX a C. como las torques de Berzocana


Sin embargo las torques se convierten en Roma en un símbolo de valentía habitual  entre centuriones, soldados y caballeros. La razón nos la explica Tito Livio en el libro VII, 10 cuando nos cuenta el enfrentamiento en el año 361 a C. entre un enorme galo que desafió a los romanos a un combate singular y Tito Manlio el legionario que se presentó voluntario para esta lucha y logró vencerle. 


Al cadáver al que no infligió ningún otro ultraje, únicamente del collar, que colocó, salpicado de sangre, alrededor de su propio cuello.

De ahí el sobrenombre de Torcuato  que después tuvo éxito y representó un honor incluso para los descendientes de su familia.

Se entregaban como condecoración por grandes hazañas a los soldados distinguidos en la batalla y nos ha llegado información de algunos valerosos guerreros como Lucio Sicinio Dentato conocido como el Aquiles romano que acumuló  ochenta y tres torques además de otros premios (Aulo Gellio, Noches Áticas  cap XI)

Fue un excelente guerrero, más allá de lo creíble, y que por su enorme fortaleza recibió el sobrenombre del Aquiles romano.
Se dice que combatió contra el enemigo en ciento veinte batallas, que no recibió ninguna herida en la espalda, pero sí cuarenta y cinco de frente, fue galardonado con ocho coronas de oro y una de asedio, tres murales, catorce cívicas, ochenta y tres collares, más de ciento sesenta brazaletes, doce lanzas; también recibió el premio de veinticinco arneses de caballo. Obtuvo cuantiosos despojos militares, entre ellos, la mayor parte fruto de combates singulares. Celebró el triunfo en nueve ocasiones con sus generales

A pesar del ejemplo de Tito Manlio Torcuato parece que los romanos no se ponían las torques como collar según el modo bárbaro sino que las llevaban en la armadura de gala colgando a la altura de la clavícula.


Con el movimiento hippie de los años 60 y 70 volvieron a ponerse de moda las torques en forma de collares, pulseras y anillos. Actualmente es habitual verlas como piercing  en diferentes partes del cuerpo.





Salutem plurimam!!

dilluns, 30 de novembre del 2015

Tipos de collares romanos



Entre los adornos colocados alrededor del cuello o collares en época romana se distinguía entre monile, propio de las mujeres, torques,  símbolo de victoria y valor entre los soldados, y collare, llevado por los perros y esclavos.

Nonio Marcello define collare del siguiente modo:

Collare, est vinculi genus quo collum adstringitur,

Collar es un tipo de cadena con el que se aprieta el cuello


Por lo tanto nuestra palabra collar procede etimológicamente de éstos últimos collares ..¡¡de perros y esclavos!!. Afortunadamente solo la palabra pues el objeto es muy distinto. Vamos a ver seguidamente cómo eran ambos. 

Los collares de perro los podemos ver en algunos mosaicos, frescos e incluso en los calcos pompeyanos. Son  tiras de cuero con unos botones salientes metálicos, o con cascabeles o bien con clavos llamado melium tal como nos describe Varrón De re rustica, II, 7  15 : Para que las fieras no les dañen se les pone un collar que se llama carlanca, y que consiste en un ancho cinto de cuero, bien provisto de clavos, que se les coloca alrededor del cuello, cuidando que las cabezas de los clavos vayan por la parte de adentro y las puntas hacia afuera, y, para que no se hagan daño con la dureza del hierro se guarnece la parte interior con una piel blanda. Con esto si un lobo o cualquier otra fiera intenta morderles, al hacerse daño con los clavos ya no se acerca más a los perros tanto si llevan collar como si no llevan.


 Otros collares tenían una placa metálica con el nombre del dueño y su domicilio como esta que pertenecía al perro que cuidaba del jardín de Quintus Clodius Hermogenianus Olybrius que fue prefecto de la ciudad en el año 388.




Escrita por ambas caras con el siguiente mensaje:
I. Delante:Clodii Hermogeniani v(iri) c(larissimi) ex praefecto urbis de hortu ipsius sum





        II. Detrás:
De hortu  Olybrius v(iri) c(larissimi)praefecti praetori sumNoli me tenerenon tibi expediet.

Texto e imágenes del Recuil d'antiquités du comte Caylus





Aunque es muy semejante a los de los esclavos que veremos ahora, se distingue de ellos porque dice "no me cojas, no te conviene". Para saber más sobre los perros en las villas romanas, mirad en este enlace.
Los esclavos que se habían escapado eran señalados con collares de esclavo que tenían una inscripción en ellos mismos o en una placa en la que figuraba el nombre del amo y su domicilio. A veces se ofrece como recompensa un solidus 
cum manicis catulo collareique, ut fugitivum,deportem.
que lo lleve con esposas, con cadenas y con collar como a un fugitivo
Lucilio en sus Sátiras, XXIX (100)









Fugi tene me / cum revoc/veris me d(omino) m(eo) / Zonino accipis / solidum
He escapado, cógeme. Cuando me devuelvas a mi amo Zonino recibirás un sólido









Tene me quia fug/i et revoca me ad domin/u(m) meu(m) v(irum) c(larissimum) Cet(h)egu(m) i macellu(m) / Libiani(!) regi/one tertia


Cógeme porque he escapado y devuelme a mi amo Cethego, hombre ilustrisimo, junto al mercado de Libianus, en la región III





Esta costumbre sustituye a la  de marcar a los esclavos fugitivos al rojo vivo después de que el emperador Constantino lo prohibiera. Para saber más sobre cómo marcaban a los esclavos y sus collares, leed el artículo de Salvador Muñoz en la Revista Saguntina de 2006.
Salutem plurimam