dimarts, 15 de febrer del 2011

El matrimonio en Grecia: προαυλία

La ceremonia del matrimonio en Atenas era una secuencia de eventos que abarcaba tres días: la víspera de la boda, προαυλα; el día de la boda, γμος; el día después de la boda, τ παλια. Los términos προαυλα y παλια derivan del verbo αλζεσθαι, dormir al raso, pasar la noche al raso. El mes preferido de los atenienses para celebrar los matrimonios era el de Gamelión _final de enero-principios de febrero en nuestro calendario y el séptimo mes del calendario ateniense, y que recibe su nombre de la festividad del ερς γμος en honor de Zeus y de Hera_ y los días preferidos, los de luna llena.

Es Pollux el que designa con el término προαυλα el día previo al de la boda. Era un día dedicado a los preparativos de la fiesta y a una serie de rituales y tradiciones, entre los que se encontraban sacrificios propiciatorios, baños y ofrendas. Era uno de los pocos momentos en los que se dejaba a la mujer participar activamente. A estos sacrificios se les daba el nombre de τ προτλεια. Hesiquio de Alejandría dice en este punto: τ προτλεια πρ μις τν γαμν τς παρθνου. Y según él mismo afirma, se trataba, al mismo tiempo, de un sacrificio y de una fiesta: πρ τν γμων θυσα, κα ορτ. Es, pues, un acto religioso que consistía en un sacrificio celebrado por el padre de la novia y que la consagraba a Artemisa y a las Moiras.

Algunas críticas desplazan el sacrificio de las προτλεια al día mismo de la boda y reconocen en él el sacrificio que se hacía inmediatamente antes del banquete de bodas. Pero, mientras en este caso la presencia del novio era obligatoria, en el que nos ocupa parece, según podemos extraer del texto de Ifigenia en Áulide, que se trataba de un sacrificio del padre de la novia sin la presencia de aquél: el mensajero relata los rumores que corren en el campo de los griegos:

Han consagrado a la joven a Artemisa, señora de Áulide; pero, ¿quién va a desposarla? (v.433-34)

ρτμιδι προτελζουσι τν νενιδα, Αλδος νσση. τς νιν ξετα ποτε;

Y cuando Agamenón le anuncia el cercano matrimonio de Ifigenia (v. 717 ταν σελνης ετυχς λθ κκλος), Clitemnestra le pregunta (v. 718):

προτλεια δ'δη παιδς σφαξας θε;

¿Ya has ofrecido a la diosa el sacrificio preliminar de la niña?

Según Richard Seaford (The Tragic Wedding. The journal of Hellenic Studies 107 (1987): 108), la función normal de las προτλεια parece haber sido la de dar a la deidad la vida de un animal en sustitución de la vida de la novia. En efecto, a menudo, la novia ateniense era comparada con un animal llevado al sacrificio (volvamos a recordar al respecto la tragedia de Ifigenia que, creyéndose novia, era llevada al sacrificio por su propio padre) Otros autores están también de acuerdo con este punto de vista: Avagianou (Sacred Marriage, 16) sostiene que el ritual de la boda está muy estrechamente relacionado con el de un sacrificio sagrado y que la propia novia sería la víctima sacrificial. Por otra parte, el flujo menstrual de una mujer fue comparado frecuentemente con la sangre que brota del animal sacrificado. Relacionado con esto, encontramos también en griego la palabra μνον (de donde amniótico) que designa el vaso para recoger la sangre del sacrificio y que está, a su vez, relacionada con μνς (cordero/-a)

Aunque, sin duda, la ceremonia de la boda fue un acontecimiento importante en la vida del hombre, no representó para él un rito de tránsito a la edad adulta como sí representó para la mujer. De hecho, ese ritual de paso a la edad adulta ya había sido realizado por el novio años atrás. En cambio, sería la noche antes de la boda cuando la novia ofrendaría a la diosa Artemisa, en la ceremonia llamada de las παρχα, todo aquello que representó su infancia, simbolizando, así, el adiós a su niñez y la entrada a la vida adulta. Con frecuencia también ofrecía a la diosa un mechón de su cabello o su cinturón (gr. ζνη), con la carga mágica que éste conllevaba y que podría interpretarse como una invocación a la Artemisa Lisizona, la que desata el cinturón, o lo que es lo mismo, una llamada a ser madre, una metáfora de la procreación.

Hay diversas interpretaciones al respecto de estas ofrendas: Lloyd Llewellyn-Jones (Aphrodite’s Tortoise: The Veiled Woman of Ancient Greece, Swansea: The Classical Press of Wales, 2003, 219) afirma que estas ofrendas a Artemisa dejarían a la novia metafóricamente desnuda y preparada para dar el siguiente paso: convertirse en mujer. Oakley y Sinos (Wedding in Ancient Athens, 12) dicen que las ofrendas estaban probablemente destinadas a pedir el permiso de la diosa para salir de su esfera de protección (según ilustra el mito de Calisto, dejar la protección de Artemisa sin su permiso puede resultar peligroso) Y, de todas formas, todo esto parece una contradicción respecto de lo que vimos en el post anterior. Es decir, la mujer estaría toda su vida bajo la tutela de un varón (su padre, su marido, su hijo, su hermano…) y no alcanzaría nunca la edad civil suficiente para ordenar y dirigir su propia vida o sus propios bienes. Era legalmente equivalente a un niño. Conocemos el texto de Aristóteles (Política I 1260 a 11-14):

κα πσιν νυπρχει μν τ μρια τς ψυχς, λλ'νυπρχει διαφερντως· μν γρ δολος λως οκ χει τ βουλευτικν, τ δ θλυ χει μν, λλ'κυρον, δ πας χειμν, λλ'τελς

Así, el matrimonio podría simplemente representar el último paso en el proceso de domesticación de la mujer. Puesto que, mientras es niña, está bajo la protección de la salvaje y libre Artemisa, el matrimonio la encarrila y la aseda. En Hipócrates encontramos que las παρθνοι son vulnerables a las alucinaciones debido a que su útero no se ha abierto a las relaciones conyugales. La mujer sólo podía estar físicamente saludable si mantenía frecuentes relaciones sexuales y traía niños a este mundo. Los seguidores de Hipócrates prescribían las relaciones sexuales y el embarazo como una panacea para muchas enfermedades de la mujer. Esto explicaría que la sociedad entendiese el matrimonio precoz como el camino más seguro y saludable para una παρθνος.

La última de las ceremonias de la víspera era el baño nupcial. Un uso general en toda Grecia, pero que difería en sus prácticas según la ciudad. En Atenas, las jóvenes novias utilizaban el agua de la fuente Calírroe. Pero el ritual tenía ciertas características: el recipiente que servía para recoger y transportar el agua era el loutróforo, un recipiente especial muy vinculado también con el ritual fúnebre. El cortejo debía estar formado por un niño seleccionado entre los parientes más próximos y una niña, además de la novia y jóvenes llevando antorchas, lo que da a entender que la ceremonia se llevaría a cabo al caer la noche. Así aparece en esta imagen de un loutróforo del museo arqueológico de Atenas. En ella observamos el cortejo precedido por una joven que lleva dos antorchas a la que sigue un niño coronado de mirto tocando el aulos. Detrás va la niña llevando el loutróforo que sobrevuela un Eros; le sigue la novia tapada con un manto y con la cabeza inclinada y cierran el cortejo dos jóvenes más, una de las cuales lleva otra antorcha.

Por último, no podemos dejar de hacer notar que no sólo el recipiente que transportaba el agua para el baño está relacionado con el ritual fúnebre, sino también el hecho de que el sacrificio ofrecido por el padre de la novia consagrara a ésta a Artemisa y a las Moiras. La interpretación parece obvia: el matrimonio era sentido como una separación, como la salida de un mundo (la infancia) y la entrada en otro (la vida adulta), exactamente igual que la muerte representa el último tránsito de una vida a otra.

2 comentaris:

Apiciu ha dit...

Una buena exposición de lo que eran las bodas en la antigua Grecía.
Me hubiese gustado saber tambien en que consistían los banquetes y comidas, porque durante los tres días que duraban los festejos, comerían algo?.
Tal vez lo leamos en el futuro, ya que, al igual que estas bodas griegas, tambien celebraremos tus escritos en varios días.
Saludos

Lluïsa ha dit...

Pues, sí, Apicius, esa era la idea: seguir con la saga hasta abarcar todos los aspectos posibles. Gracias por tu interés y tus comentarios.
Saludos