Ya en el año 325 a.C., Andróstenes de Thasos da una de las primeras descripciones de sus ritmos biológicos, detallando el movimiento periódico de las hojas de Tamarindus indicus pues relata que las hojas y pétalos de la planta del tamarindo se mueven a lo largo del día, como “saludando al sol”. Y también Plinio en Naturalis Historia XVIII, habla del movimiento de las hojas del trébol:
certum est.
En el s XVII Athanasius Kircher, (1602-1680) en su obra De Arte Magnetica, 1654, ilustra su creencia en la relación entre el sol y las plantas diseña un horologium botanicum o reloj botánico, que consta de un girasol sobre un corcho que flota en un recipiente de agua. La flor lleva en su centro un puntero, y al girar buscando el sol, señala la hora en un anillo suspendido. Es este un artilugio bastante increíble y del que el propio Kircher afirmó que no funcionaría bien, debido a la fuerza eólica o cuando la luz solar fuera débil.
Pero es en el siglo XVIII cuando encontramos el Horologium Florae de Carl von Linne, Carolus Linnaeus, que fue un científico, naturalista, botánico, zoólogo sueco que sentó las bases de la taxonomía moderna. Su exhaustivo trabajo lo llevó a convertirse en todo un experto en los tiempos y relojes biológicos de las plantas. Confeccionó un extenso catálogo separando a las distintas plantas según el período del día en el que estas abren y cierran sus flores en su libro Philosophia Botanica. Así constató que conociendo la especie exacta, y teniendo en cuenta ciertos factores externos, uno podría saber la hora del día viendo el estado de las flores de una planta. Hizo su horologium florae, un reloj floral cuya disposición de las distintas especies de plantas y flores indicaba la hora exacta del día con sólo mirar las columnas de flores abiertas. Para la creación del reloj establecía tres tipos básicos de flores: - Meteorici, flores que varían su abrir y cerrar dependiendo del clima. Teniendo en cuenta estas características, y las variables en el abrir y cerrar de una flor, como por ejemplo la latitud en la que el reloj se encuentre, se podría construir un reloj floral. Un buen reto para los amantes de las flores... que pueden ver más detalles en este enlace y en este otro.
- Tropici, flores que varían su abrir y cerrar dependiendo de la duración del día.
- Aequinoctales, flores con tiempos rígidos en su abrir y cerrar, es decir, una periocidad que no varía según el clima o la duración del día. Estas últimas siendo las de mayor importancia.
Al hablar de las flores y el sol es inevitable mencionar al girasol. Inmediatamente nos viene al pensamiento el episodio mitológico de Clitia, que nos cuenta Ovidio. Pero si leemos atentamente.....el texto de Ovidio dice vertitur ad Solem, es decir que se gira hacia el Sol, pero no habla de un girasol porque esta planta (Helianthus annuus), es nativa de América, específicamente del Perú y fue cultivada hacia el 1000 adC. Desde ahí, los españoles lo exportaron a Europa al principio del siglo XVI.
Según la etimología: viene del griego "Helios" (sol) y "Anthos" (flor), por su peculiar manera de orientarse durante todo el día hacia el astro rey, y por la forma de su flor, que puede alcanzar hasta 25 cm de diámetro y está conformada por pétalos de color amarillo intenso, crema, café y diversas gamas del bronce; en su centro se encuentran las semillas.
Lo que nos cuenta Ovidio en Metamorfosis IV, 196-268, es que la ninfa Clitia estaba enamorada de Helios, pero éste prefirió a Leucótoe. Así pues Clitia impulsada por la envidia y los celos, desvela estos amores al padre de Leucótoe a su padre quien la entierra viva en una profunda fosa sobre la que puso un montículo de arena. Helios no consigue devolverla a la vida, pero la convierte en el árbol del incienso. Por su parte Clitia despreciada por Helios se queda inmóvil, sin comer ni beber durante nueve dias, mirando hacia el Sol mientras avanzaba y volviendo su cara hacia él. Sus miembros se adhirieron al suelo, y una espectral palidez los convirtió en hierbas cetrinas y una flor en todo semejante a la violeta le cubre el rostro.
Entonces ¿de qué flor se trata? pues quizá sea el heliotropium que nos mencionan Plinio y San Isidoro, una planta bastante más humilde que el girasol, lo que encaja mejor con el triste final de Clitia, convertida como castigo en heliotropium europeum, y no en un vistoso girasol.
Para conocer mejor el origen del incienso y el heliotropo o verruguera
Bueno con esta pequeña investigación floral se nos han hecho las tantas....menos mal que mañana no me despierto con la crepis rubra...
2 comentaris:
Felicidades por el artículo, muy bueno.
Este es un nuevo reto para el taller del tiempo: construir un horologium florae, seguro que nuestro Hermes "ya lo ve".
Gracias por vuestros artículos que nos cultivan en todas las estaciones.
Besos
¡Que no te oiga, Juanvi!
Porque como conocemos sus habilidades técnicas y su facilidad para visualizar y realizar proyectos, sabemos seguro que ahora nos sorprendería con conocimientos de jardineria...y haría el reloj de flores!
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