Hace veinticinco años un grupo de cuarenta y dos ilusionados jóvenes (¡una promoción de cuarenta y dos! ¡qué tiempos!) terminamos nuestros estudios de Filología Clásica en la Universidad de Valencia. Ya entonces la espada de Damocles se cernía amenazante sobre nuestras especialidades, el latín y el griego, pero la vida nos ha permitido a muchos trabajar como docentes en centros públicos o privados y nos ha concedido la suerte de poder contagiar el amor por el mundo clásico a nuestros alumnos.
Además ayer nos otorgó una gran alegría, el reencontrarnos y compartir una magnífica jornada juntos. Esto fue posible gracias a la iniciativa de Elena Gallardo que desde noviembre anda organizándolo todo...localizar a compañeros y profesores repartidos por diferentes lugares (Valencia, Castellón, Alicante, Mallorca...), buscar infructuosamente a otros a quienes hemos perdido la pista, reservar, confirmar.... y a la mucha ilusión que nos ha hecho la posibilidad de vernos de nuevo.
Así pues nos dimos cita en el Salón Sorní del Restaurante Agricultura, Miquel desde Mallorca, Marcela, Santa, Paloma, Júlia, Joanfre, Julián, Toni, Juanvi, Salut, Mª José C., Ana, Andrés, Mª José O., Lola, Andrea, Eva, Sergi, Virginia, Mª José S., y nuestros apreciados profesores , Paquita Almenar, Carmen Bernal, Carmen Morenilla, Antonio Melero, Jordi Pérez, José María Estellés y Jorge Sanchis.
Mª José Crespo nos fue imponiendo la etiqueta identificativa para facilitar el reconocimiento mutuo pero si....¡estamos igual o mejor si cabe! Ciertamente la moda de los ochenta con las hombreras y los cardados no era muy favorecedora....
Echamos en falta a otros compañeros que a última hora no han asistido por motivos personales o profesionales José Miguel, Fina, Elena, Ovidio, Elías, Jesús....confiamos en veros en otra ocasión ya que estamos seguros de que repetiremos.
Volvimos en el recuerdo a nuestros días de facultad, exámenes, anécdotas, risas, la mesa de la cafetería que teníamos reservada, "la romanita de nuestros sueños", más risas, traducciones imposibles, el viaje a Grecia, clases llenas de humo, diccionarios, el congreso de Madrid, nuestros "simpáticos" apodos, et caetera, recuperando al instante la alegría y complicidad que teníamos entonces.
Comprobamos que como dice la canción es un soplo la vida, veinte años no es nada.... pues ya han pasado 25 años pero seguimos siendo aquellos jóvenes llenos de ilusión que no han dejado de aprender y que disfrutamos con nuestro trabajo
Homines, dum docent, discunt
Los hombres, mientras enseñan, aprenden
Séneca, Epistolae ad Lucilium, I, VII
Esta es la orla actualizada...mucho mejor ¿verdad?
¡Muchas gracias a todos!
Salutem plurimam
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