dilluns, 12 de maig del 2008

Mercuralia

Esta semana llega el 15 de mayo.....es la fiesta de nuestro Mercurio-Hermes!!.

Festo nos dice que los idus de Mayo eran un dia de fiesta para los comerciantes porque se celebraba la dedicación del templo de Mercurio, que por su sombre derivado de merx, mercis, mercadería es fundamentalmente dios de los mercaderes y vendedores, (aunque también lo es de los ladrones). Tito Livio II, 21 y 27, 5-7 añade que la dedicación del templo de Mercurio se realizó en los idus de mayo del 495 aC por el centurión M. Laetorio a quien el pueblo concedió este honor.

Por su parte Ovidio Fasti V, 663-692, tras invocar a Mercurio, al que identifica con Hermes, menciona sus principales atribuciones y nos relata el ritual que hacían los comerciantes ese día:


Asísteme, ilustre nieto de Atlas, tú, a quien antaño una Pléyade dio a luz como hijo de Júpiter allá, en los montes de Arcadia. Tú, que eres el árbitro de la paz y de la guerra tanto para los dioses del cielo como para los del infierno; tú, que recorres los caminos con alados pies; tú, a quien le agrada tañer la lira y a quien no menos deleita la palestra brillante. Tú, bajo cuyas enseñanzas la lengua aprende a hablar con elegancia: a ti, en esta fecha de los idus, los senadores te dedicaron un templo que da vista al Circo. Desde entonces este es el día de tu fiesta. Todo aquel cuya profesión es la venta de mercancías te suplica, mientras te ofrece incienso, que le proporciones buenas ganancias.

En los aledaños de la Puerta Capena hay una fuente de Mercurio dotada de poder divino, si damos crédito a quienes lo han experimentado. A ella acude el mercader: lleva su túnica remangada, se ha purificado, y toma agua en un cántaro que previamente ha purificado también mediante una fumigación. Moja una rama de laurel, y con ese laurel impregnado de agua hace una aspersión sobre todas las mercaderías que van a tener nuevos propietarios. Se asperge también sus propios cabellos con el chorreante laurel, y con voz acostumbrada a engañar pronuncia la siguiente plegaria:

‘Lava mis perjurios de pasados tiempos, lava mis mentirosas palabras de días ya pasados. Si te he puesto por testigo, si he invocado falsamente el poder divino e ineficaz de un Júpiter que no va a hacerme caso, si a sabiendas he tomado en vano el nombre de algún otro dios o diosa, que los rápidos vientos se lleven mis impías palabras, y que en este día que llega tengamos dispuestos nuevos perjurios: no tomen en cuenta los dioses si cometo alguno de ellos. Tú simplemente permíteme que me enriquezca, concédeme la alegría que proporciona el acumular riquezas y proporcióname la satisfacción de timar al comprador’.

Desde las alturas del cielo, Mercurio sonríe a quien le dirige semejantes súplicas, recordando cómo él mismo substrajo en una ocasión sus bueyes al dios de Ortigia.
La imagen es el Hermes de Xilxes de A. Ovando

Que nuestro amado Mercurio-Hermes siga guiándonos con sus aladas palabras desde Los sueños de Hermes


Bona Mercuralia omnibus!