Al obelisco que está en el Campo de Marte, el divino Augusto le atribuyó la admirable función de medir la sombra proyectada por el Sol, determinando así la duración de los días y las noches: hizo colocar placas que estaban en proporción respecto a la altura del obelisco, de manera que en la hora sexta del solsticio de invierno la sombra fuese tan larga como las placas, y disminuyese lentamente día a día para volver a crecer siguiendo las marcas de bronce insertadas en las piedras; es un aparato que merece la pena conocer y que debe su existencia al insigne matemático Facundo Novio. Éste añadió, sobre el extremo, una bola dorada que proyectaba una sombra definida, porque si no el extremo puntiagudo del obelisco hubiera arrojado una sombra imprecisa (se dice que tomó la idea de la cabeza humana). Al cabo de treinta años estas medidas se hicieron erróneas. No se sabe la causa: quizás el curso del Sol no ha permanecido igual, o ha cambiado por algún motivo astronómico, o porque toda la tierra se ha movido o simplemente porque el gnomon se ha movido debido a sacudidas telúricas, o porque las avenidas del río Tíber han provocado un descenso del obelisco.
Sobre la plaza pavimentada de mármol fueron colocados listelos de bronce con las horas (temporarias), los solsticios, los equinoccios e indicaciones del calendario. La linea equinoccial señalaba hacia el Ara Pacis, y para recordar que Augusto había nacido el 23 de septiembre del año 63 aC, el día del equinoccio de otoño, la sombra del obelisco en ese día se dirigía hacia los escalones de acceso al altar. Por lo tanto el conjunto del horologium de Augusto y el Ara Pacis tenía no sólo un valor funcional, sino también simbólico que realzaba el régimen imperial.
Sobre la linea meridiana aparecían los signos del zodiaco correspondientes a los meses y frases propias de calendarios rústicos como “cesan los vientos Etesios” el 24 de agosto, “empieza el verano”,...
El obelisco se derrumbó en una fecha imprecisa y se encontró por azar en 1463 en la iglesia de San Lorenzo y en 1475 Pomponio Leto habló de su existencia. Desde entonces muchos estudiosos intentaron reconstruir la historia del obelisco. Finalmente, las excavaciones realizadas en 1979 sacaron a la luz parte de la pavimentación y trazado confirmando las hipótesis de que se trataba de un reloj-calendario de unos 110 x 75 metros. Para saber más detalles sobre el horologium Augusti, visita esta página italiana.
La curiosidad por este gran reloj solar ha llegado hasta nuestros días y por ejemplo la Universidad de Oregon tiene el proyecto de la reconstrucción del solarium Augusti en su campus.
Felix autumnus et curate ut valeatis!
Imagen de Israel Hurtado
5 comentaris:
Feliz otoño también para vosotras.
Una historia muy curiosa de la que no tenía conocimiento.
Gracias por ilustrarnos
Besos
Gracias Charo.He encontrado ahora unas imágenes de una meridiana en Roma....ya verás.
Espero que te gusten
Amparo, lo que hace la ignorancia: pasé este verano por su lado y casi ni le hice caso (sí, al menos, una foto): http://picasaweb.google.com/carontehurtado/RomaDA1/photo#5103421921726796002
Vaya viajecito a Roma que has hecho Isra...menudos cuatro días más completos!
¡Qué envidia!
He visto tu galería de fotos y te quiero preguntar si puedo poner la imagen que le hiciste en este artículo, ¿qué dices?
Por supuesto, no tienes ni que preguntar.
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