¡¡Ya empieza la primavera!! Ovidio en Fasti II, 145-148 y 149-152 nos marca el principio de la primavera con estos pasos:
- el 5 de febrero, primer soplo del Favonio
- el 5 de febrero, primer soplo del Favonio
Ya el niño del Ida (1) se levanta mostrándose hasta media cintura y escancia el agua cristalina mezclada con néctar. Alégrese aquel a quien el Bóreas (2) solía estremecer: del Céfiro(3) viene una brisa más suave.
(1) Acuario, el escanciador, es identificado con Ganímedes, hermoso joven troyano del que Zeus se enamoró y, convertido en águila, lo raptó de las laderas del monte Ida donde apacentaba los rebaños de su padre.
(2) El Bóreas o Aquilón es el viento del Norte
(3) El Céfiro o Favonio, es un viento templado del oeste que anuncia la primavera.
(2) El Bóreas o Aquilón es el viento del Norte
(3) El Céfiro o Favonio, es un viento templado del oeste que anuncia la primavera.
- el 9 de febrero, el principio de la primavera
Por quinta vez Lucifer (1) ha levantado su brillante resplandor por encima de las ondas marinas. Va a llegar el tiempo de la primavera. No te engañes, sin embargo: aún te quedan días fríos, aún te aguardan; en su marcha el invierno ha dejado numerosas huellas.
(1) Lucifer es la estrella matutina. Han pasado cinco días desde el 5 de febrero
Plinio en su obra Naturalis Historia habla sin embargo de 8 de febrero como fecha que marca el principio de la primavera. H. N. II,XLVII
Y Horacio en Odas, I, IV hace un canto a la primavera que comenzaría el 13 de febrero en los Idus.
Desaparece el crudo invierno con el alegre retorno de la primavera y del viento Favonio (1)
y las máquinas arrastran las secas quillas (2);
ya no se alegra el ganado en los establos ni el labriego con el fuego,
ni se blanquean los campos con la brillante escarcha.
Ya Venus Citerea (3) guía sus coros a la luz de la luna
y las hermosas Gracias, mezcladas con las ninfas,
hacen sonar el suelo con sus bailes, mientras el ígneo Vulcano
visita los tenebrosos talleres de los Cíclopes.
Es hora de ceñirse la despejada frente con mirto
o con las flores que produce la mullida tierra;
es el momento de inmolar a Fauno (4) en los umbrosos bosques,
ya sea una oveja lo que pide, o un cabrito, si lo prefiere.
La pálida muerte hiere con igual zarpazo
las cabañas de los pobres y los palacios de los ricos.
Oh feliz Sestio,el devenir de nuestra breve vida nos impide albergar una larga esperanza.
Pronto te apremiarán la Noche y las sombras de los Manes (5)
y las máquinas arrastran las secas quillas (2);
ya no se alegra el ganado en los establos ni el labriego con el fuego,
ni se blanquean los campos con la brillante escarcha.
Ya Venus Citerea (3) guía sus coros a la luz de la luna
y las hermosas Gracias, mezcladas con las ninfas,
hacen sonar el suelo con sus bailes, mientras el ígneo Vulcano
visita los tenebrosos talleres de los Cíclopes.
Es hora de ceñirse la despejada frente con mirto
o con las flores que produce la mullida tierra;
es el momento de inmolar a Fauno (4) en los umbrosos bosques,
ya sea una oveja lo que pide, o un cabrito, si lo prefiere.
La pálida muerte hiere con igual zarpazo
las cabañas de los pobres y los palacios de los ricos.
Oh feliz Sestio,el devenir de nuestra breve vida nos impide albergar una larga esperanza.
Pronto te apremiarán la Noche y las sombras de los Manes (5)
(1) Viento del oeste que sopla a principios de Febrero
(2)La navegación cesaba en Roma a partir del 11 de Noviembre y se reemprendía el 10 de marzo, con la primavera
(3)Citerea por el culto que se le rendía en la isla de Citeres.(4) El 13 de febrero se hacían los sacrificios en honor del dios Fauno en las Lupercalia.
(5)Los Manes son los espíritus de los muertos.
La imagen es La primavera de Botticelli, para conocer más sobre este cuadro , sigue leyendo aquí.
Conviene fijarse en las tres figuras que aparecen a la derecha de la Primavera que proceden del mito narrado por Ovidio (Fasti V. 185 y ss), quien cuenta cómo se convirtió la ninfa griega Cloris en “reina de las flores”. Un día de primavera que iba paseando, Céfiro la persiguió y la violó, pero luego se casó con ella y la convirtió en diosa de la primavera, a quien los romanos llamaron Flora. De la boca de Cloris salen flores, como prueba de su origen bucólico. En palabras de Ovidio, “respira las rosas de la primavera”. Botticelli representa a Cloris con flores que salen de su boca, como si se convirtiera en Flora al ser abrazada por Céfiro. La figura junto a ella se identifica a menudo como la renacida Flora. El texto de Ovidio dice:
Yo era Cloris, que ahora me llamo Flora. Yo era Cloris, la ninfa de las llanuras felices; modesta como soy, se me hace duro exponer la belleza que tuve. Pero esa belleza le encontró a mi madre un dios por yerno. Era primavera; yo iba paseando; el Céfiro me descubrió, yo iba a alejarme. Me persiguió, yo huía; él era más fuerte. Y el Bóreas, que se había atrevido a llevarse como botín de la casa de Erecteo a su hija Oritía, había dado a su hermano pleno derecho para el pillaje. Sin embargo, enmendó su acto violento, dándome el nombre de esposa, y no tengo queja ninguna de mi matrimonio.
Yo era Cloris, que ahora me llamo Flora. Yo era Cloris, la ninfa de las llanuras felices; modesta como soy, se me hace duro exponer la belleza que tuve. Pero esa belleza le encontró a mi madre un dios por yerno. Era primavera; yo iba paseando; el Céfiro me descubrió, yo iba a alejarme. Me persiguió, yo huía; él era más fuerte. Y el Bóreas, que se había atrevido a llevarse como botín de la casa de Erecteo a su hija Oritía, había dado a su hermano pleno derecho para el pillaje. Sin embargo, enmendó su acto violento, dándome el nombre de esposa, y no tengo queja ninguna de mi matrimonio.
Gozo de una primavera eterna: el año está siempre sonriente, los árboles tienen siempre hojas, la tierra siempre pastizales. Tengo en los campos que constituyen mi dote un jardín exuberante: el viento lo respeta, una fuente de agua cristalina lo riega. Mi marido cubrió este jardín de flores generosas y me dijo: "Tú, diosa, ostenta la soberanía de las flores". Yo quise muchas veces contar la serie de colores y no pude; su cantidad sobrepasaba la cuenta. Tan pronto como la escarcha y el rocío se sacudieron de las hojas y el follaje variado se entibió con los rayos del sol, acudieron las Horas, embutidas en sus ropas variopintas, y recogieron mis regalos en ligeros canastillos. Al punto se aproximaron las Cárites y tejieron coronas y guirnaldas que sirviesen para ceñir las cabelleras de los celestiales. Fui la primera en desparramar a lo ancho de los pueblos las nuevas simientes. Antes la tierra tenía un solo color. Fui la primera en hacer de la sangre de Jacinto una flor. También tú, Narciso, tienes tu nombre en los jardines cultivados. ¿Para qué hablar de Croco o Atis o de Adonis de cuya herida quedó la gloria por mediación mía?
Un artículo muy interesante y curioso.
ResponEliminaFeliciter!!!
Mil gracias Charo. Ahora a esperar que llegue de verdad la primavera ....
ResponEliminaVale