En el epilio de Catulo sobre las bodas de Tetis y Peleo, Carmen 64 leemos
Corred, husos, corred guiando los hilos. Vamos, pues, unid los amores que el alma desea. Reciba el consorte a la diosa en fecunda unión, sea dada la esposa al ya desde hace tiempo anhelante marido. Corred, husos, corred guiando los hilos. La nodriza, visitándola al nacer el día, no podrá rodear su cuello con el hilo de la víspera. Corred, husos, corred guiando los hilos.
Corred, husos, corred guiando los hilos. Vamos, pues, unid los amores que el alma desea. Reciba el consorte a la diosa en fecunda unión, sea dada la esposa al ya desde hace tiempo anhelante marido. Corred, husos, corred guiando los hilos. La nodriza, visitándola al nacer el día, no podrá rodear su cuello con el hilo de la víspera. Corred, husos, corred guiando los hilos.
Esta expresión La nodriza, visitándola al nacer el día, no podrá rodear su cuello con el hilo de la víspera, responde a una tradición popular que aseguraba que tras la pérdida de la virginidad o la unión fecunda el cuello de la mujer se hacía más grueso.
Del hilo como elemento revelador lo encontramos otros testimonios literarios tardíos.
- La Égloga II de Nemesiano (siglo III d. C) nos habla de dos pastores, Idas y Alcón, que están enamorados de la joven Dónace, quien les corresponde pero sus padres la encierran porque sospechan que ha quedado embarazada. Ellos quedan desolados y en sus cantos expresan su triste situación.
Donacen duri clausere parentes, / quod non tam tenui filo de voce sonaret
Pero después que a Dónace la encerrarron sus estrictos padres, porque su voz no sonaba con rasgos suaves y era motivo de preocupación su sonido grave, el cuello abultado, el tímido rubor que aparecía con frecuencia y las venas hinchadas, entonces en verdad se disponen a aliviar con cantos y con dulces lamentos los ardientes sofocos de sus inflamados pechos; ambos en edad y en el canto iguales, y no desiguales en belleza, ambos con las mejillas suaves, ambos sin cortar el cabello. Y bajo un plátano, estos consuelos de sus afligidas cuitas alternan, Idas con las cañas y con los versos Alcón.
que no siga en su cabeza el oro que adorna su pelo, ni queden en su cuello más que los hilos más lisos
- En el el epitalamio Laurentii et Mariae en la Antología Latina 742, 71 s.
que no siga en su cabeza el oro que adorna su pelo, ni queden en su cuello más que los hilos más lisos
¿Cómo se tomaba esa medida con un hilo?
Paladio Fusco en su comentario al Camen 64 de Catulo nos dice respecto a la expresión hesterno...filo, el hilo de la víspera.
Veteres, quoties scire volebant, utrum puella virgo esset necne, ei filum ab angulo oris per verticem ad alterum angulum deducebant; postea idem filum complicatum collum eiusdem puellae circumdabant; ergo si nutrix non poterit collum Thetidis hesterno filo circumdare, id procul dubio indicabit Thetidem a viro suo compressam amississe virginitatem.
Los antiguos, cada vez que querían saber si una niña era virgen o no, le ponían un hilo desde la comisura de un lado de la boca hasta el otro lado. Después rodeaban con ese mismo hilo el cuello de la joven. Luego si la nodriza no ha podido rodear el cuello de Tetis con el hilo de la víspera, eso indica sin duda que Tetis ha perdido la virginidad.
Esta creencia llegó hasta el siglo XIX pues en el libro Diccionario de ciencias médicas por los más célebres profesores europeos del año 1822 seguimos constatando el uso del hilo con esa función:
Veteres, quoties scire volebant, utrum puella virgo esset necne, ei filum ab angulo oris per verticem ad alterum angulum deducebant; postea idem filum complicatum collum eiusdem puellae circumdabant; ergo si nutrix non poterit collum Thetidis hesterno filo circumdare, id procul dubio indicabit Thetidem a viro suo compressam amississe virginitatem.
Los antiguos, cada vez que querían saber si una niña era virgen o no, le ponían un hilo desde la comisura de un lado de la boca hasta el otro lado. Después rodeaban con ese mismo hilo el cuello de la joven. Luego si la nodriza no ha podido rodear el cuello de Tetis con el hilo de la víspera, eso indica sin duda que Tetis ha perdido la virginidad.
Esta creencia llegó hasta el siglo XIX pues en el libro Diccionario de ciencias médicas por los más célebres profesores europeos del año 1822 seguimos constatando el uso del hilo con esa función:
Severino Pineau tiene como cierto signo de virginidad, el que un hilo extendido desde la punta de la nariz hasta las suturas sagital y lamboides, pueda después abarcar el cuello. Carlos Moritor asegura haber hecho más de mil veces este experimento y que jamás le ha engañado. Foderé y Sihol también tienen mucha confianza en semejante signo.
Salutem plurimam!
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