dissabte, 31 de desembre del 2016

diumenge, 11 de desembre del 2016

Fíbula de Praeneste: la inscripción

La inscripción que aparece en la fíbula trajo consigo una serie de polémicas que, como con el objeto mismo, tenían que ver con su autenticidad. Es en este tipo de contextos donde la labor del filólogo resulta esencial para esclarecer, desde el punto de vista lingüístico, si el texto de la inscripción pudo ser falsificado en un momento en el que el estudio de la historia de la lengua latina estaba dando sus primeros pasos.

El texto ofrece datos lingüísticos y gráficos, en dos de sus cuatro palabras, fhefhaked y Numasioi, que no eran conocidos antes de 1887.


Inscripción Fíbula Preneste
El objeto habla en primera persona, fenómeno conocido tanto en el mundo griego arcaico como entre los etruscos y otros pueblos de la península itálica. El tipo de letra se corresponde con el de los alfabetos griegos y etruscos de época arcaica. Alan Blakeway señala que dicho alfabeto deriva directamente del que se usaba en Cumas hacia mediados del sigloVII a.C. Parece, además, que este tipo de letra es relativamente corriente en las inscripciones tempranas griegas y normal, aunque no exclusivo, en las etruscas.

Recientemente se ha relacionado la grafía de la fíbula con el llamado alfabeto ceretano arcaico, documentado en un área que comprende Cerveteri, Tarquinia y el campo falisco. Llama la atención que tanto Manios como Numasios aparezcan con un único nombre. El uso de un sólo nombre está documentado en la Etruria del período orientalizante en personajes de altonivel social. Manios debió de ser el donante del objeto.

La fíbula pudo pertenecer en vida al difunto y ser parte de la indumentaria con la que se le enterró, pero tampoco hay que descartar que fuera un regalo de despedida, una ofrenda funeraria. Manios es un gentilicio bien conocido en época clásica. Presenta desinencia -os, bien documentada en época arcaica, que aún no ha cerrado en -us. La desinencia -oi de dativo, en Numasioi, es bien conocida en griego y en osco y encaja perfectamente en el diasistema latino-falisco. Está atestiguada en latín arcaico, pero no se había identificado antes de su aparición en la fíbula – cuando Helbig presentó la pieza, Numasios era un unicum en la onomástica latina, lo que se utilizó como un argumento más a favor de la idea de la falsificación-. No se conocían paralelos de la forma sin haber sufrido aún rotacismo y debilitamiento y posterior cierre en e de la -a breve en sílaba interior en contacto con r que darán la forma Numerius del latín clásico.

Actualmente, está documentado el gentilicio etrusco Numasiana en una inscripción del s. VII a.C. procedente de Caere, dato que sustenta la existencia de la forma Numasioi que, como comenta P. Poccetti, ya era perfectamente plausible según la formación de nombres personales en -sio en latín y otras lenguas indoeuropeas de la península Itálica. Med, acusativo del pronombre de primera persona, aparece con normalidad en inscripciones arcaicas.

Pero la forma realmente singular es el perfecto reduplicado fefaked. La desinencia -ed está documentada en las inscripciones latinas arcaicas. Sin embargo, el tema verbal caracterizado con reduplicación hace que esta forma del perfecto de facere sea absolutamente única en latín. Es cierto que quedan restos de reduplicación en otros perfectos y que hoy por hoy están documentadas en gran parte del ámbito itálico formas reduplicadas del verbo facere. Estas formas respaldan, al menos en teoría, la existencia de una forma latina fefaked.

Guarducci cree que el falsificador, queriendo crear una inscripción más arcaica que la de Duenos, se sirvió de las formas oscas para introducir fefaked. Pero para esto habría que suponer también que Helbig, que no era gramático, debía de tener conocimientos de osco y gramática comparada, que eran demasiado avanzados para su época, y que le hubieran permitido deducir, a partir de las formas de la tabula Bantina, que existió en latín un perfecto reduplicado de facere.

Tabula Bantina

Otros investigadores sostienen la imposibilidad de reconstruir un perfecto fefaked anterior a feked, que es la forma atestiguada en el vaso de Duenos. En latín, feced deriva de un aoristo que se corresponde con el griego ἔθηκε y, en consecuencia, fecit no podría provenir de una forma reduplicada. Sin embargo, hallazgos recientes han traído a la luz la forma del perfecto falisco faced que permite deducir la existencia de formaciones de perfecto con grado apofónico de la raíz, es decir, la forma fefaked tiene que ser vista como una forma no romana, entenderse como una innovación procedente de un área lingüística donde el tipo de perfecto con reduplicación predominaba sobre las otras formas.  
El latín de Preneste no era como el de Roma. Por su posición entre oscos y latinos, el dialecto prenestino debió de absorber rasgos lingüísticos de las comunidades colindantes y así se explicarían formas como fefaked importadas de alguna otra lengua itálica. Es interesante que la reduplicación aparezca separada del radical por un signo de interpunción consistente en tres puntos, a diferencia de las demás palabras del epígrafe que aparecen separadas entre sí por dos puntos. El fenómeno de la interpunción, habitual en la epigrafía latina, aparece a veces en inscripciones griegas arcaicas y muy frecuentemente en inscripciones etruscas de todos los períodos, pero sólo se conoce un ejemplo, en falisco – pe:parai-, en el que una reduplicación esté separada de su radical por tres puntos. Esta forma fue descubierta en 1889, después de la publicación de la fíbula, por lo que es del todo improbable que pudiera haber servido de modelo para una supuesta falsificación.  
Como influencia etrusca se explica también el empleo de k ante e. Aunque el fenómeno no está bien documentado, parece que la irregularidad en el uso de C, K y Q en etrusco era frecuente en la época en la que se data la fíbula. Respecto al empleo del dígrafo Fh para representar la fricativa labio-dental sorda, se trata de un fenómeno único en latín, exceptuando la inscripción del Foro (CIL I 2, 1) en la que aparece okafhas, de interpretación muy discutida. Sin embargo, en algunas inscripciones en véneto y etrusco arcaico aparece el mismo grupo fh con el valor fonético que tiene en esta fíbula. En véneto, el hecho de que se usen indistintamente fh/hf para expresar /f/ es completamente regular.  
Lapis Niger

Igualmente en etrusco se emplean indistintamente las grafías vh/hv para representar el sonido /f/. Pero el valor fonético que tiene el dígrafo fh en estas inscripciones no se conoció hasta 1888, un año después de la aparición de la fíbula. Y es precisamente la presencia de esta grafía en la inscripción la prueba determinante para algunos investigadores de la autenticidad de la fíbula, pues el valor fonético del grupo fh pudo explicarse sólo a raíz de la publicación de Helbig y Dümmler.  
Ni Helbig, que no era gramático, ni nadie en aquel tiempo hubiera podido estar en posesión de los conocimientos suficientes para condensar en tan pocas palabras tantas peculiaridades lingüísticas que solo luego se llegarían a conocer. Posiblemente sean el extenso trabajo y el prestigio de Guarducci lo que más ha contribuido a difundir la idea de la falsedad de la fíbula. La polémica sobre la fíbula de Preneste es un buen ejemplo de cómo los argumentos científicos se mezclan con facilidad con el prestigio y la auctoritas de las personas que se imponen en el debate, a pesar de que resulta difícil separar los intereses y las rencillas personales de los razonamientos científicos.  
Las antiguas inscripciones no pudieron ser valoradas en su justa medida, es decir, la lingüística, hasta que los conocimientos científicos lo hicieron posible. La fíbula de Preneste, de haberse conocido ya a finales del siglo XVIII, no hubiera sido más que un testimonio de la primitiva barbarie de la lengua latina. Sin el adecuado marco epistemológico la pieza puede perder todo su valor y deja de ser un hecho estudiable. Tan importante como que un documento sea o no verdadero es que la Ciencia oficial pase a legitimarlo. Desde el punto de vista epigráfico, el CIL recogió la fíbula, mientras que en la nueva disciplina que constituye la lingüística latina la pieza pasó a formar parte del nuevo relato de la historia de la lengua. El texto de la fíbula de Preneste es interesante sobre todo para los estudiosos de la historia de la lengua latina y no tanto para los de la historia de la literatura romana. Estos dos paradigmas, el de la lingüística histórica del latín y el de la historia de la literatura romana, se separaron, precisamente, a finales del siglo XIX. Por lo que hace a esta fíbula, se combina perfectamente tanto el componente meramente material (el objeto en sí, la forma de la inscripción y el contenido de la inscripción) como el interpretativo (la nueva lingüística histórica del latín), al margen de su autenticidad o falsedad.